más allá del procedimiento, lo que realmente subyace detrás de esas mociones baldías es la desavenencia en materia cultural entre CIU y PP —socios de gobierno más o menos declarados en Diputación y Ayuntamiento—. Y no porque cada uno tenga su programa, sino porque los primeros, como buenos nacionalistas, no tienen otro programa que la nación —y, para eso, un perfil como el de Sintes va que ni pintado—, mientras que los segundos, por desgracia, no tienen programa alguno. De ahí, sin duda, que a CIU le haya parecido ocioso consultar con su pareja política el nombre del sucesor de Josep Ramoneda al frente de la entidad. Como los populares catalanes no han mostrado nunca el menor interés en desarrollar un proyecto cultural propio, lo normal es que el resto de las fuerzas políticas los ninguneen. Y eso que en el reparto de carteras entre ambos socios el área de cultura de la Diputación correspondió al PP. Pero nada, ni por esas. Cuando uno renuncia desde el principio a hacerse respetar, ya no le queda sino el triste e inútil derecho al pataleo.
idem hic..
Al menos algunos patalean (pataleamos). La distension de las extremidades inferiores aun es signo de vida vegetativa
aqui Marçal Sintes ya seria ....OMG...
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